¿Estuviste alguna vez parado frente al estante de vinos en el supermercado y te sentiste frustrado ante tantas opciones? ¿No sabías ni por dónde empezar? ¿Vino Tinto, blanco, rosado, espumante? ¿Chile, Argentina, Uruguay, España? ¿Llevo ese con la etiqueta seria y tradicional o aquel con caricaturas? ¿No quisiste comprar el más barato y fuiste por la siguiente opción? ¡Hmmmm! Mejor me llevo una fresca, con esas nunca me equivoco.
¡NO TE PREOCUPES! A nosotros también nos pasó (y nos sigue pasando).
Hola, soy Erik. Nací en Argentina hace algo más de 30 años y he vivido en Buenos Aires casi toda mi vida. Como dicen en nuestras calles: porteño hecho y derecho. Como todos dentro de la familia Gauchesca, siempre he sido un gran aficionado y apasionado por el vino y la gastronomía. Un Gaucho que luego de haber viajado mucho por el mundo y haber probado los más variados y diferentes vinos, siempre me alegra el volver a casa y tomarme un gran vino argentino. Firme convencido de que nuestra tierra no solamente da nacimiento a vinos extraordinarios, sino también con una relación precio-calidad inigualable.
No les hablo solo desde la emoción y el orgullo, que de eso los argentinos tenemos mucho (a veces demasiado, ¿no?). Hace unos dos años decidí dejar mi carrera en gestión de empresas y finanzas, como dicen ‘colgué la corbata’ (aunque claramente nunca usé una) y me fui a España a una escuela de gastronomía para seguir mi pasión por el vino.
Pasé un año en el Basque Culinary Center con los más distinguidos profesionales europeos en sumillería y viticultura. Recorrí viñedos, bodegas, distribuidoras, probé tantos vinos que sería casi imposible enumerarlos… Y una vez más, al regresar a Argentina me volví a enamorar de nuestros vinos, de la historia que transmiten, de nuestra pasión. Y esta vez con un poco más de sustento: volví a quedar fascinado con el valor de nuestras botellas, con su variedad y frescura. Como siempre digo, no sé si tenemos el mejor vino del mundo, solo puedo decir que en pocos lados he encontrado vinos que nos den tanto placer y una experiencia tan única.
Charla entre amigos y, con algunas copas de vino de por medio, me uní al equipo de Gauchesca. De inmediato me sentí identificado con estos gauchos: una familia emprendedora, apasionada y con la voluntad de llevar eso que nos enamora del vino argentino al resto del mundo. ¡De la bodega a tu mesa! Sin intermediarios, con historia y con esfuerzo, tratando de transmitirles nuestra emoción y acompañarlos a cada paso en este camino de descubrimiento.
Estamos ansiosos de poder compartir nuestros vinos, pero sobre todo orgullosos de poder traerlos a un país que nos fascina, nos atrae y nos da una enorme ilusión, Perú. Un país con una enorme cultura gastronómica, un pueblo que sabe apreciar el placer de una comida compartida. Ansiosos de poder continuar esta hermandad entre argentinos y peruanos, entre porteños y limeños, que tantas alegrías nos ha dado a lo largo de la historia.
Sabemos que nos reconocen mayormente por la tradición de nuestros tintos, pero vamos a invitarlos a descubrir la frescura de nuestros blancos y lo vibrante de nuestros espumantes. Acompañarlos a descubrir las armonías entre estos vinos y la gran variedad de la gastronomía peruana, pero también a armonizar cada momento con su vino. Somos firmes creyentes (y practicantes) de que no hay que esperar a una ocasión especial para descorchar un vino argentino, sino que compartir una copa de vino hace que cualquier momento sea especial (spoiler alert: más sobre este tema en mi próximo post)
Visitamos cada bodega personalmente y elegimos cada vino como si lo hiciéramos para nosotros mismos. Vinos especiales, que transmiten tanto la tierra de donde provienen como la historia de quien los hace. Vinos hechos por personas como vos y yo. Vinos para descorchar y disfrutar, vinos libres de prejuicios pero con mucha personalidad.
¡Nosotros nos encargamos de todo, para que vos solo te tengas que ocupar de pensar con quién lo vas a compartir!
¿Te animas a acompañarnos?
¡Salud!